Viene luego la etapa de «el poeta en la calle», de la poesía «civil», que testimonia su incipiente compromiso político: Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos y Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). Fundó y dirigió
Tras la guerra civil, después de residir en otros países, se instaló en Argentina donde su obra creció de forma decisiva, señalada por el sentimiento del destierro: Coplas de Juan Panadero, Retornos de lo vivo lejano y la obra en prosa La arboleda perdida, libro de memorias, y en teatro El adefesio (1 944) y Noche de guerra en el museo del Prado (1956). En 1963 fijó su residencia en Roma, ciudad que evoca en los versos de Roma, peligro para caminantes (1968). En 1965 se le concedió el premio Lenin de la Paz.
Antes de su retorno del exilio en abril de 1977, publicó Canciones del alto valle del Aniene y otros versos y prosas, a la que siguieron, ya en España, Abierto a todas horas (1979), Versos sueltos de cada día (1982) y Versos para A!tair (1988). En 1978 estrenó el «guirigay», según él mismo lo califica, La pájara pinta.
En 1983 se le otorgó el premio Miguel de Cervantes. Figura sobresaliente de la denominada generación del 27, en su producción se entremezclan mito antiguo y utopía del futuro, lo lúdico y lo burlesco, gongorismo, tradición popular y surrealismo en una permanente búsqueda de la gracia poética.
Falleció el 28 de octubre de 1999 en el Puerto de Santa María, Cádiz, España.
Fuente: www.tinet.org
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